Los expertos opinan que leer, tanto de día como de noche, puede ser perjudicial si no utilizamos la luz adecuada. Para evitarlo, lo apropiado es tener la mejor luz para estudiar, especialmente porque de eso depende que la vista no se vea afectada.
Además, es importante tener las condiciones de iluminación correcta para disfrutar del estudio en cualquier hora y en cualquier lugar.
Para evitar daños severos en la vista hay que saber cuál es la mejor luz para estudiar y aprovecharla. Conviene analizar con cuidado los diferentes tipos de luz, si debe ser blanca o amarilla, cálida o fría.
Qué tipo de luz es mejor para estudiar
En el mundo existen personas con gustos y necesidades diferentes. Y esto es aplicable a todos los ámbitos. Escoger la mejor luz para estudiar no es la excepción.
Es probable que algunos se sientan más cómodos con un tipo de luz brillante, otros prefieran la luz más cálida, e incluso que haya a quienes les gusta leer o estudiar con luz natural. Sea como sea, es muy importante tener una luz ideal a la hora de estudiar que nos permita concentrarnos y cuidar la vista.
Por ejemplo, la luz para estudiar debe adaptarse al entorno en donde te encuentres para favorecer la concentración. Elegirla es sencillo. Hay ciertas características que debe cumplir la luz para estudiar y que debes tener presente:
- La luz debe ser homogénea para que se extienda en el espacio donde fijamos la vista.
- Debe ser una luz que permita adaptarse a la actividad que tengas que realizar, como leer o estudiar con tranquilidad.
- La intensidad debe ser la adecuada dependiendo del entorno y la actividad.
Luz cálida o fría para estudiar
Existen dos tipos de luz actualmente en función de la tonalidad y efecto que produce durante su iluminación. En función de esos tipos de luz, podrás utilizar luz cálida o fría para estudiar, en función de la iluminación que facilitan.
Por un lado, la luz cálida es la más utilizada en entornos que buscan ser más acogedores. Este tipo de luz puede ser de color amarillento pero con una tonalidad baja o en un tono más anaranjado. Por otro lado, la luz fría es de un tono blanco o azulado y aporta una buena iluminación para estudiar.
La luz fría tiende a caracterizarse por ofrecer una iluminación adecuada para refrescar la vista y permitir la concentración durante el estudio. Sin embargo, la luz amarilla o cálida suele cansar más la vista y no es la mejor opción para estudiar, aunque no son pocos los que la usan por la agradable sensación de calidez que aporta.
Sin embargo, durante la noche, la luz cálida suele ser la ideal para no fatigar la vista y evitar sobreexcitación del sistema nervioso.
Luz natural
Es la luz preferible, por excelente. Numerosos estudios recomiendan el uso de la luz natural para estudiar, siempre que la incidencia de la iluminación no sea directamente del sol. Es decir, tirarte en el jardín bajo un sol de justicia también es contraproducente, y no solo para tu vista, sino también para tu piel.
Si estás cerca de una ventana puedes aprovechar esa iluminación para concentrarte en estudiar sin necesidad de alguna luz artificial. Es una alternativa que te puede aportar más beneficios que otras debido al contacto con una luz más natural y saludable.
Además, podrás beneficiarte al asimilar la vitamina D directamente de la luz del sol, que te ayudará a mantener la energía y vitalidad que necesitas para estudiar.
Aspectos fundamentales para elegir la mejor luz para estudiar
Al pensar en la mejor luz para estudiar que hay, pueden venir a la mente muchas ideas. Sin embargo, como ya hemos visto antes, hay dos tipos de luz entre los que valorar la mejor alternativa, pero solo uno es la opción más recomendada. Por eso, para determinar cuál es la luz más apropiada, si la luz blanca o amarilla para estudiar o la natural, debes considerar algunos aspectos que van más allá de la tonalidad.
La temperatura
Entre los distintos tipos de temperatura de la luz cabe mencionar la luz de temperatura fría, la neutra o la cálida. En cuanto a la luz fría, ésta puede variar entre los 4000 k y 5000 k, lo que la convierte en la mejor considerada para estudiar durante el día.
La luz fría permite lograr una iluminación correcta y amplia en los apuntes, la mesa y otros espacios del lugar en que hayas dispuesto tu zona de estudio.
La cantidad de lúmenes
Si tienes en cuenta la cantidad de lúmenes por metros cuadrados que conviene utilizar para estudiar, podrás elegir fácilmente la mejor luz para estudiar.
Lo más recomendable es que sean de 400 a 500 lúmenes para lograr la iluminación adecuada en el ambiente. De esta forma podrás ver los objetos y tus apuntes perfectamente sin cansar la vista con intensidades demasiado elevadas.
Índice de reproducción cromática o IRC
El IRC es un factor influyente a la hora de tener la mejor luz para estudiar. Este aspecto es importante porque ofrece una reproducción acentuada de los colores haciendo que sean nítidos en todo momento.
Sin embargo, para estudiar es mejor que la luz contenga un bajo nivel del IRC para no fatigar la vista. De esta manera, no se pierde el enfoque de lo que se estudia con un excesivo nivel de colores.
La mejor luz para estudiar: ¿luz fría o cálida?
Varios estudios realizados han demostrado que los estudiantes pueden concentrarse más cuando utilizan una luz blanca o fría. Y son muchas las razones que pueden llevar a afirmar que esta es la mejor luz para estudiar.
Por un lado, ofrece una amplia iluminación de todo lo que necesites que esté visible durante el tiempo de estudio: apuntes, libros, mesa, etc. Por otra parte, suele ser la más idónea para el estudio durante el día, donde se necesita una iluminación fresca y adaptada a cualquier espacio.
No obstante, hay que tener presente que durante la noche necesitamos hacer un esfuerzo más intenso con la vista. A fuerza de horas despiertos, la visión cada vez está más cansada y hasta irritada.
En ese caso, lo mejor es usar la luz amarilla, que ofrece la oportunidad de ver sin tener algún impacto negativo en la vista cansada. Es la apropiada para los ambientes con poca iluminación.
Con toda la información que te hemos dado ya puedes decidir cuál es la luz para estudiar que más te conviene teniendo en cuenta factores tan objetivos como tu capacidad visual.
Recuerda que la duración de tu estudio y las horas en las que te hayas planteado hacerlo es fundamental para que elijas la mejor luz. Con esto en mente ahora será más fácil dedicarte a estudiar a cualquier hora del día, concentrarte en ello y aprovechar al máximo la iluminación, ya que solo tendrás que elegir la bombilla perfecta para cada momento.